El temido bullying o acoso continúa constituyéndose en un fenómeno social aún difícil de admitir. De hecho, la mayoría de los niños no mencionan el tema, por lo que los padres deben armarse de información.
El más común es el acoso escolar. Cada patio de recreo, salón de clases y sitio de redes sociales tiene una buena cantidad de chicos y chicas que recurren a esta práctica y parece que la disfrutan. Han sido tantos los casos de acoso, muchos de ellos con final trágico, que han generado un nuevo sentido de conciencia y preocupación entre los padres y maestros mientras que las familias trabajan juntas para terminar con este fenómeno.
Cómo detectar los signos de acoso
El acoso se presenta de muchas formas: física, social y psicológica, que van desde golpear y amenazar hasta difundir rumores.
Alrededor del 60% de los niños no le dicen a un adulto si están siendo acosados. Muchos no lo denuncian porque les preocupa que no se haga nada o que se les culpe en parte por ello.
Matt Woolley, PhD del Instituto de Salud Mental Huntsman, dice que la mayor parte del acoso en las escuelas no es físico, sino social, a menudo llamado “agresión social”. Por ello, es difícil saber cuándo alguien pasa por bullying ya que no siempre hay evidencia física.
Si su hijo muestra signos de mal humor, ansiedad, pérdida de apetito y falta de sueño, es posible que sea víctima de acoso. También es señal de advertencia si su hijo trata de evitar actividades normales como practicar fútbol o viajar en el autobús escolar.
Además los padres deben de estar atentos a las señales que le indiquen si su hijo es el acosador. Estos incluyen altercados físicos o verbales, mayor agresión, viajes frecuentes a la oficina del director y pertenencias nuevas o dinero extra sin explicación.
Si cree que su hijo está involucrado en bullying, lo más importante es reconocerlo. Nunca lo ignore y nunca le diga que aguante o se defienda. Escuche lo que su hijo quiere contarle. Demuéstrele que usted se preocupa por él.
Pruebe estos consejos para ayudar a su hijo o hija a responder de manera segura:
Conozca los hechos
Pregunte a su hijo con delicadeza pero de manera directa si alguien lo está molestando, incomodando o avergonzando. Reúna toda la información que pueda sobre el acoso. Averigüe quién está involucrado, con qué frecuencia sucede y dónde ocurre.
Hable con su hijo
Ayude a su hijo a entender que ser acosado no es una señal de debilidad. Explíquele que muchos acosadores tratan de sentirse mejor consigo mismos controlando psicológica o físicamente a los demás.
Cree un entorno seguro
Encuentre actividades saludables para que su hijo participe sin intimidación. Oriente a su hijo sobre adónde acudir en busca de ayuda si ocurre acoso.
Supervise sitios de redes sociales
Controle la actividad en línea de su hijo, qué sitios frecuenta, qué mensajes recibe o envía, busque signos de acoso visual o verbal.
Aprenda las leyes
Revise las políticas de la escuela contra el acoso (y las leyes estatales). Pregunte si el personal escolar ha presenciado el acoso y cómo han reaccionado. Pregunte qué hará la escuela y cuándo. Si ha hecho todo lo posible para comunicarse con los funcionarios de la escuela o del programa académico al que su hijo asiste y aún está en riesgo, es posible que deba comunicarse con las autoridades de policía.
Si a pesar de ello el acoso continúa, contacte a un abogado. Un abogado con experiencia en la ley de educación puede ser de ayuda cuando sigue sin haber resultados.
No permita que se repita el caso del niño de 12 años que se quitó la vida en Utah, tras sufrir durante más de un año de acoso escolar. “Mi hijo estaba librando una batalla que ni siquiera yo podía salvar”, dijo su padre en medio del dolor.
La comunicación familiar es la clave para ayudar a detener el bullying y la denuncia oportuna ante las autoridades de la escuela, el distrito escolar, la policía, son fundamentales para evitar tragedias prevenibles.
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